Hades en demora
Hades en demora
Instalación de Leila Tschopp
Texto: Hernán Borisonik
Coreografía y dirección de bailarines: Josefina Zuain
Bailarines:
Giurastante Sofía Maite
Antonella Sivori Ferrazzano
Violeta Paz Ferrari Echenique
Maria Belén Kadlec
Álvaro Nahuel Silva
Facundo Ferreyra
Bartolino Luna, Julián
Lihuén Elías Fiorotto.
Marcos López
Asistencia de producción: Martina Krapp
SOBRE LA OBRA
Hades en demora es una instalación que enmarca tres situaciones escénicas (Naufragio, Mesa, Lecho) planteadas en relación a una intervención específica propuesta para el Hall del Teatro San Martín. En ellas, la pintura, el cuerpo en movimiento, la escenografía y la arquitectura se interpelan mutuamente, desafiando las jerarquías disciplinares y formales.
Hades se desarrolla dentro de un ambiente general disgregado que evoca los despojos de un territorio en guerra. No hay imágenes completas, todo está al borde de su propia disolución. De manera tenue y vaporosa, la iconografía remite a la muerte, pero no desde una lente centrada en el quebranto, sino más cerca de la simbología de Hades: una deidad oscura, difícil de conocer en sus intenciones, impenetrable, lacónica, invisible (pero no transparente), cruel pero melancólica. Hades es el ciclo de la vida, la fecundidad y la muerte. Es la noche negra que antecede al día, el hundimiento, los campos yermos, la diseminación de fragmentos. La violencia y la morada.
El proyecto refleja una continuidad en la exploración multidisciplinaria que viene desarrollando la obra de Leila Tschopp en los últimos años. Desde el año 2006, su obra explora la espacialidad de la pintura enfatizando la experiencia física del espectador en su propio recorrido por la instalación o en su identificación con el cuerpo del performer. La labor compartida con Hernán Borisonik (Doctor en Ciencias Sociales) y Josefina Zuain (Bailarina y escritora) representa una expansión en la manera de proyectar el trabajo en el espacio, posibilitando, por un lado, la diagramación de los objetos y el recorrido espacial en estrecha relación con un cuerpo performático y, por otro, un abordaje formal y conceptual más decididamente concebido desde el terreno de la instalación, como género que incluye y sobreviene a la pintura y como lugar creado para estar ahí, para tener una presencia concreta en un lugar inasible.
TEXTO DE SALA
Hades en demora
La libertad actual es la de la caída: una caída libre. El futuro se nos presenta como el mustio firmamento sobre el que, al fin, yaceremos. Hades reina allí abajo. Espera paciente y anticipa nuestros movimientos. No hace falta que nos vea. Sabe que después de nuestro naufragio vagaremos como almas perdidas.
Hades, el hermano oscuro de los dioses olímpicos, vive bajo la tierra y se manifiesta de maneras inesperadas. Desde el oro, la fertilidad y la abundancia hasta el patetismo y la podredumbre, Hades encarna el poder de la latencia de los mecanismos más siniestros y misteriosos sobre cada uno de los procesos vitales. Hades se vuelve carne y nos enfrenta, despiadado, a nuestra actual incapacidad de representar.
Hades en demora manifiesta –a partir de una materialidad que se abre desde las posibilidades de la pintura– este cuerpo invisible, pero no transparente, y revela algunas de las expresiones que lo constituyen. A través de una serie de vectores que los bordean sin definirlos, los cuerpos se funden con los objetos y suspenden las fronteras entre la abstracción y la literalidad. El espacio se dispone, entonces, como una extensión disgregada que evoca los despojos de un territorio desgraciado, al borde de su disolución. Su iconografía remite a la muerte, pero no desde una lente centrada en el quebranto, sino como el espectro de un futuro inevitable que nos acecha y nos perturba al revelar nuestra finitud y agotamiento.
Entre la fluidez del movimiento y la superposición de estratos sobre un mural; entre mito y llamado desesperado, esta instalación nos emplaza en un paisaje melancólico que anuncia un dilema que no podemos resolver (que no está en nuestras manos). ¿Es posible resistir al dolor en nuestras vísceras? ¿O deseamos, en definitiva, perder la piel y reunirnos con la arcilla inerte de la que surgimos?
SOBRE LA ARTISTA:
Leila Tschopp nació en Buenos Aires en 1978. Se graduó en UNA en 2002 y realizó clínica de obra con Tulio de Sagastizábal. Desde el 2004 realiza exposiciones individuales en Argentina, Brasil, México y Alemania y participa de exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Recibió la Beca The Pollock-Krasner Foundation, EEUU; la beca FONCA-AECID, México y la Beca FNA, Argentina y ha participado de diversas residencias internacionales.